
Diciembre 26, 2004
Sumatra, Indonesia, océano indico,
árboles tropicales, magnificas vistas al mar,
aguas tranquilas, transparentes, llenas de vida,
mañana soleada, buena temperatura,
nada se presagia....
Llevo 5 días de vacaciones en el lugar,
debajo de una palmera y mirando al mar,
estoy sentado con mi mochila y apuntes de poesía,
con la mirada fija en la línea horizontal,
intento la inspiración centrado en mis versos,
la gente se baña y pasea por la playa,
ajena a todo lo que va a llegar....
Como arte de magia,
el agua del mar empieza la retirada,
alejándose de la orilla mar adentro,
ante los atónicos ojos de los bañistas,
de pie contemplo el fenómeno pensativo,
parece que nos vamos a quedar sin agua,
nada mas lejos de la realidad....
Mirando al fondo del mar me quedo petrificado,
se levanta una enorme ola, majestuosa, impresionante,
y se va acercando a la orilla, la gente esta paralizada,
unos se quedan mirando como estatuas,
otros empiezan una veloz carrera hacia el interior,
tire la mochila y empecé a correr hacia el hotel,
al llegar la ola a tierra firme, arrasó,
sembrando muerte y terror a su paso....
Con el agua pisándome los talones llegué al hotel,
otros por desgracia no tuvieron la misma suerte,
con gran suerte subí escaleras hacia la segunda planta,
al asomarme por la ventana, estremecedor,
las olas seguían llegando arrastrando todo,
la gente gritando de terror....
a la mañana siguiente, desolación, dolor,
y la friolera cifra de 229.866 personas fallecidas
por el tsunami....
© RMC 8-11-2009


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